Aquí hay tomate.
Esta vez he tardado en comentar la vuelta de la Supercopa porque me encontraba en Barcelona. Sí, fui a ver el partido al Camp Nou y ya aproveché para unas pequeñas vacaciones. Aunque, creedme, lo estaba deseando. Pero bueno, vamos por partes.
Fue un partidazo, futbolísticamente hablando. Digno de ver. Sobre todo para un madridista ver en el campo contrario este partido era increíble ya que, despues de ver a un Camp Nou volcado en animar a su equipo y en desmerecer al contrario, algo que pasa en cualquier estadio, es aun más alucinante cuando es un clásico. Pero lo mas divertido era ver la continua presión que el Real Madrid le hacía al Barcelona y sentirte el único entre miles de personas, animando al Real Madrid. Mientras el Barcelona contaba con la posesión del balón, el estadio se volvía ensordecedor, convirtiéndose esos gritos de ánimo en pitidos cuando el Real Madrid robaba el balon y en un completo y sepulcral silencio cuando el Madrid entraba en el área. A su vez, tambien era triste cuando todo el estadio celebraba los goles del Barça, regocijándose en tu miseria. Pero, como he dicho, vaya partidazo. Los dos equipos estuvieron a la altura de la circunstancias en cuanto a fútbol, muy igualados, con jugadas mágicas, haciendo gala de su nombre y de su fama. Podría haber ganado cualquiera de los dos equipos, aunque finalmente por un gol de Messi en el minuto 87 el partido se vio sentenciado a favor del Barcelona. Hubiese sido un partido para la historia por el buen fútbol que se pudo ver, por ser un duelo de titanes en el que los dos equipos jugaron de tal manera que apenas había nada que reprochar. Pudo ser así, pero tristemente no se recordará por eso.
Aquí viene el segundo comentario del partido, el que no habla de ese bonito fútbol.
Qué pena, qué desastre. Un partido que se recordará por la tangana que se formó en los últimos minutos del partido, en el tiempo de descuento. Pero, como he dicho antes, vamos por partes.
De la misma manera que en la ida de Supercopa hice duras críticas al colegiado, esta vez no sera para menos. Pero esta vez existe una diferencia: aunque el árbitro tambien estuvo pésimo y fue un desastre, esta vez no sólo perjudicó a un equipo, sino a los dos. Claro, esto quema. Y si quema a los dos equipos, peor.
Faltas sin pitar, tarjetas sin sacar o sacadas sin sentido... Pero él no fue el culpable de lo que al final pasara, tambien hay que decirlo.
Fue en la segunda parte cuando empieza a cocerse todo. Tras haberse ido en la primera parte con el 2-1 gracias a un gol de Messi en el minuto 44, el Madrid sale con ganas. Pero el Barcelona se olvida de jugar y prefiere perder tiempo. Los blancos se desesperan, yo estaba desesperada. Durante 14 minutos, solo se sacaban faltas o corners. Era imposible jugar. De nuevo, una vez más, el Madrid se encuentra con dos balones en el campo. Feo gesto a mi parecer por parte de los trabajadores del Camp Nou. La desesperación de Ozil le hace sacar el balón del campo dirección a la grada, algo que ya hiciera Messi en su dia. El Camp Nou se le echo encima. Ozil, uno de los pocos que no se habia llevado apenas pitadas, firmo su sentencia. Entonces, sucedió. Aquí se desencadenó todo: Marcelo le hace una entrada a Messi. Una entrada que si bien fue dura, yo tambien vi unas cuantas que la prensa no menciona por parte de los azulgranas como una de Pedro sobre Ramos en el minuto 59 que se merecía una tarjeta. Pero claro, había que perder tiempo, así que se le echan todos encima y Marcelo y Messi se encaran, apareciendo Alves el cual le da una "caricia" a Marcelo. Ahí ya se calienta el partido. La que les esperaba.
Cuando todo estaba perdido, cuando se veía injusto este resultado, cuando los madridistas estábamos tristes pues el Madrid había jugado a pedir de boca, en el minuto 81 aparece el francés. Benzema, el resto del Real Madrid y yo gritamos en medio de un Camp Nou silencioso. Aunque si hubiera habido prórroga terminaran ganando los azulgranas, les habría felicitado pues ante semejante igualdad, todo hubiera sido posible.
Pero dura poco la ilusión blanca y seis minutos despues, Messi sentencia el partido. Este se pasea por delante de Marcelo y del banquillo madridista haciendo algo que les gusta mucho a estos culés: sacar la manita y hacer gestos con ella. Esto, en concreto, no me pareció tan bien pues ese gesto de “a callar“ no se lo merecia un Madrid que estuvo incluso, en ocasiones, superior mas que igualado.
Pero es lo que tienen los clásicos, la tensión.
El árbitro da 4 minutos más de tiempo de descuento. El Madrid está harto de la pérdida de tiempo, no quiere dejar pasar ni un sólo segundo. No se dan tregua. Tras un fuera de juego del Pipa, toca saque de puerta pero Valdés es amonestado por perder tiempo. Ya era hora de que se la sacaras a alguno, hombre, le decía yo a Fernández Borbalán. Pues exceptuando los 6 minutos entre el gol de Benzema y el de Messi, el Barça se pasó la segunda parte sin jugar, sólo perdiendo minutos.
Entonces Kaká pierde el balón tras un pase de Xabi Alonso que recoge Fábregas en su debut y, sin apenas haberle dado tiempo a colocársela, Marcelo realiza una dura entrada a Cesc merecedora sin duda de tarjeta amarilla. Roja, pues ya contaba con otra anterior.
Y aquí viene la crítica: Ya había habido un rifi-rafe anterior entre Messi y Marcelo primero, cuando se le sacó la primera amarilla al brasileño donde posteriormente aparece Alves y le "acaricia" tras un fuerte encontronazo entre ambos. Todo se hubiera solucionado con una expulsión a ambos jugadores y santas pascuas, pero no se hizo. Esta vez, sí se le saca la roja a Marcelo, pues bien, el Madrid habría quedado con diez y a 3 minutos del pitido final, no habría encontrado problema el Barcelona.
Pero el Madrid estaba jugando bonito, aunque ya en estos últimos minutos a trompicones pero para asegurarse, ¿qué hacer? Pues el banquillo entero del Barça se lanza al campo de juego, organizando así una tangana en la que todos los jugadores de ambos equipos se ven involucrados, a excepción de Iniesta y C.Ronaldo. Se le saca roja a Ozil y a Villa, a éste último por un empujón seguido de un guantazo mientras que Valdés que para mi sorpresa sale indemne, agarra por detrás al alemán, el cual literalmente se caga en "su puta madre".
Por otro lado, un gesto que muy a mi pesar no defenderé, pues no tiene defensa alguna, del técnico portugués madridista a "Pito" Vilanova, metiéndole el famoso dedo en el ojo seguido de unos morritos. Cual niño de 5 años, lo reconozco.
Lo que no me gusta es que la prensa apenas se indigna con el comportamiento del Barcelona, que si bien dos no pelean si uno no quiere, son ellos los que, en busca de perder el tiempo se meten en el campo, creando un conflicto que los blancos no dudan en hacerse partícipes. Eso sí, aunque lo de Mou sea digno de mención pues su comportamiento no deja de ser indignante, no es eso sólo lo que pasó, pues no se habla de patadas, tortazos o empujones de los que aún no he escuchado hablar. Dicen que Mourinho siempre está metido en todo, pero apenas hablan, por ejemplo, de Pinto, que ni pincha ni corta ni como portero pero sí que le encanta la pelea.
Pero algo sí que voy a decir a favor de Mourinho, ¿no tenéis ya bastante con lo que hizo como para darle vueltas a lo que no hizo? Porque se ha trabajado mucho en difundir la idea de que el portugués le dedica un pisotón a Cesc. Entonces yo digo, ¿puedo yo difundir la idea de que los jugadores del Barcelona están en gran descontento por la llegada de su nuevo compañero recién llegado del Arsenal, ya que todos y cada uno de ellos le pegaron un buen pisotón? Sería tronchante, ¿verdad? y ¿no será que más bien, en esa calurosa discusión ni Perri se dió cuenta de que su compañero, por el que todos salen a reclamar al campo, por cierto, estaba tirado en el suelo?. Ahí lo dejo.
Fue una pena porque, a pesar de que el resultado fue el que fue, me habría llevado un sabor agridulce del partido, más dulce que agrio pues a pesar de la derrota, el Real Madrid jugó de tal manera que mi orgullo se henchía. Pero el sabor que me llevé fue agrio, por ese triste final.
Y me asombran esos que dicen, para así sentirse mejor, para no reconocer a este gran Real Madrid, que ni el mejor Madrid de los últimos años ha podido parar al Barça. Señores, ese partido podría haber quedado al revés. Y eso es así. No os refugiéis en absurdas excusas.